Parece que el relevo generacional está lejos de producirse. Ni uno de los favoritos como Daniil Medvedev fue capaz de frenar a Rafael Nadal, que se hace con su cuaryo US Open en una final de lo más emocionante. El manacorí, que se ha servido de un cuadro bastante sencillo a priori (sin ningún Top 10 hasta la final).
El envite, agónico, se prolongó hasta las cinco horas después de que el ruso levantara dos sets adversos cuando sus opciones parecían haberse marchitado. Nadal, paciente, aguardó su oportunidad en toda una oda al tenis. El número dos del mundo (con todo de cara para cerrar el curso en lo más alto, suma ya 19 títulos de Grand Slam y se sitúa a sólo uno de Roger Federer.
NADAL IMPONE LA LÓGICA EN EL US OPEN
Medvedev no necesitó mucho tiempo para exhibir la transformación que ha vivido este verano y que le ha catapultado entre los cinco mejores del mundo. Un primer servicio temible, un movimiento impropio para alguien de su estatura (casi dos metros) y un revés que encuentra la línea con una facilidad que asusta.
Ese golpe fue el que más exprimió, y con él inquietó a Nadal con un break de salida. El español sólo había cedido su saque en seis ocasiones en el torneo, y el ruso logró ese ‘imposible’ en cuestión de minutos. Los mismos que le duró la alegría.
Y es que Rafa, al instante, puso de nuevo la cordura en el marcador (2-2). Lo hizo con un tenis valiente, como a lo largo de estas dos semanas. El español, gracias a su ‘drive’, tomó la iniciativa en sus servicios hasta mostrar la seguridad que no ofreció en el primer compás. Medvedev se inquietó con el transcurso de los juegos y buscó alternativas, sobre todo con constantes subidas a la red pese a no ser su mayor virtud.
El español, como siempre, aguardó su oportunidad. Y la halló en el momento de más tensión para el ruso, cuando éste servía para mantenerse en el set. Con un excelso globo, Nadal forzó el error de su rival y se anotó la primera manga (7-5).
Medvedev no torció el gesto pese al golpe y soportó los largos intercambios a los que le sometió el mallorquín pese a sumar más de 20 partidos en los últimos cuarenta días. Pero Nadal fue inteligente. El español varió alturas y usó el cortado para volver loco al ruso, que empezó a vislumbrar la dificultad que entrañaba el encuentro. Y es que desde el fondo Nadal se sintió cada vez más cómodo. El ruso esperaba un metro por detrás de la línea de fondo en cada golpe y eso fue un alivio para el número dos del mundo, que en cuanto cambio de marcha logró un ‘break’ que fue suficiente para sellar el segundo acto (6-3).
MEDVEDED ROZA EL MILAGRO
Las estadísticas no auguraban demasiadas esperanzas para el tenista ruso, que jamás había ganado un encuentro a cinco mangas (0-4 antes de la final). El físico, en teoría, tampoco (más horas en pista que Nadal). El español logró un break tempranero y pareció dar carpetazo al envite. Pero el ruso, en el alambre, se soltó y brindó el mejor nivel de su carrera. Recuperó el break y desquició a Rafa a base de reveses paralelos.
Ni siquiera una gran versión de Nadal pudo sostener a un incombustible Medvedev que se reconcilió con el público tras hacerse con el cuarto set y regalar, junto a su rival, el mejor tenis del torneo.El ruso parecía tocado por una varita mágica. Nadal en su cuarto US Open mimó la pelota en la red y halló líneas constantemente. A pesar de situarse muy por detrás de la línea, la dureza con la que golpeaba a la pelota le permitió encontrar el ‘winner’ en todo momento y forzar la quinta manga.
La situación se complicó para un Nadal cuya única opción era mantener su elevado nivel y aguardar a que el ruso le concediese un resquicio. Y ese momento llegó tras cuatro horas de batalla. El número dos del mundo se colocó 5-2, y aunque cedió su servicio cuando sacaba para materializar el partido, finalmente, no sin un sufrimiento extremo, logró cerrar manga (6-4). Nadal suma cuatro US Open y 19 Grand Slam, sólo uno menos que Roger Federer, al que ya acecha.